Especialistas remarcan importancia de participar en los simulacros, en el marco del 19S
Simulacros fortalecen la cultura de prevención.

- Desde la IBERO Puebla y el PNUD, se subraya que los simulacros fortalecen la cultura de prevención y reducen riesgos ante desastres naturales como los sismos.
La historia de México ha sido marcada por dos grandes terremotos. En 1985, un terremoto de magnitud 8.1 tuvo su epicentro en las costas de Michoacán, y causó grandes estragos en la capital y en gran parte del centro de México. En 2017, la magnitud fue de 7.1 con epicentro en el límite de Puebla y Morelos, y de nuevo, dejó devastación y la pérdida de vidas a su paso.



Estas dos fechas han supuesto un llamado de atención para gestionar una cultura de prevención del riesgo, de memoria y solidaridad del pueblo mexicano, lo que ha sido el parteaguas para la realización de los simulacros nacionales, donde toda la ciudadanía participa para conocer y practicar las medidas necesarias para contingencias.
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Dra. Lorena Cabrera Montiel, académica del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura (DADA), y el Mtro. Felipe Colorado González, coordinador del proyecto Puebla resiliente ante desastres del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), compartieron sus reflexiones en el marco del Simulacro Nacional 19S.
Para la Dra. Cabrera Montiel, los simulacros son esenciales para saber cómo actuar antes, durante y después de una emergencia. Recalcó que realizar estas prácticas de manera consciente y ordenada ayuda a proteger la vida y disminuir riesgos.
Por su parte, el Mtro. Colorado González señaló que, si bien no es posible evitar fenómenos naturales como los sismos, sí se puede reducir las vulnerabilidades a través de la prevención. “La gestión del riesgo no es solamente reactiva ni comienza después de un desastre; debe construirse desde la mitigación y la conciencia colectiva”, afirmó.
Ambos especialistas coincidieron en que la participación en los simulacros es clave para reducir pérdidas humanas y fortalecer la resiliencia social. Destacaron que la práctica constante convierte los protocolos de emergencia en acciones cotidianas y efectivas, aportando a la construcción de una cultura de prevención. En el caso de la IBERO Puebla, contribuye a la formación de una Comunidad Universitaria preparada para enfrentar situaciones de riesgo.